Miguel Servet (1509-1553)
Nació: en 1511, en Villanueva de Sijena.
Murió: en 1553, en Champel.
Miguel Servet fue uno de los hombres más notables de su siglo, el XVI, y más allá de sus logros como humanista, médico y teólogo no queda su dramática historia, como un ejemplo de la barbarie de todos los dogmas.
Desde joven fue un estudioso empecinado. Muy pronto aprendió latín, griego, hebreo, matemáticas, filosofía escolástica... su ansia de conocimiento no tenía límites. A los 17 años fue a Toulouse a estudiar derecho. Estudió también en Barcelona y con 19 años viajó a Roma al servicio de fray Juan de Quintana (confesor de Carlos I). No dejó de viajar por Europa y codearse con las mentes más despiertas de su tiempo. En 1531, con 20 años, comenzó a publicar sus ideas teológicas.
En 1537 se matriculó en la Universidad de París para estudiar medicina. Fue el primero en describir la circulación pulmonar, un notable avance en el conocimiento fisiológico. Lo hizo como un capítulo más de su trabajo más importante: "Christianismi Restitutio", un tratado teológico que desafiaba algunas de las más arraigadas creencias. Miguel Servet envió a Calvino uno de los primeros ejemplares. Lejos de convencerle, se ganó una denuncia a la inquisición.
En Vienne, donde vivía como médico, fue arrestado e interrogado. Se fugó de la cárcel y puso rumbo a Italia. Ni España ni Francia eran seguras para él. A su paso por Ginebra comprobó que tampoco Suiza lo era. Fue reconocido y apresado, y se enfrentó a un proceso largo e inicuo. Enfrentado directamente a Calvino, Servet no quiso retractarse, y no aceptar la Trinidad le llevó a ser condenado a pena capital por herejía. Murió en la hoguera.
Meses más tarde, fue ejecutado como muñeco en Francia. Era mártir y hereje a la vez. Un librepensador adelantado a su tiempo. Su historia fue un ejemplo para las futuras generaciones, y su inteligencia perdida, el derroche más grande de la época.
Murió: en 1553, en Champel.
Miguel Servet fue uno de los hombres más notables de su siglo, el XVI, y más allá de sus logros como humanista, médico y teólogo no queda su dramática historia, como un ejemplo de la barbarie de todos los dogmas.
Desde joven fue un estudioso empecinado. Muy pronto aprendió latín, griego, hebreo, matemáticas, filosofía escolástica... su ansia de conocimiento no tenía límites. A los 17 años fue a Toulouse a estudiar derecho. Estudió también en Barcelona y con 19 años viajó a Roma al servicio de fray Juan de Quintana (confesor de Carlos I). No dejó de viajar por Europa y codearse con las mentes más despiertas de su tiempo. En 1531, con 20 años, comenzó a publicar sus ideas teológicas.
En 1537 se matriculó en la Universidad de París para estudiar medicina. Fue el primero en describir la circulación pulmonar, un notable avance en el conocimiento fisiológico. Lo hizo como un capítulo más de su trabajo más importante: "Christianismi Restitutio", un tratado teológico que desafiaba algunas de las más arraigadas creencias. Miguel Servet envió a Calvino uno de los primeros ejemplares. Lejos de convencerle, se ganó una denuncia a la inquisición.
En Vienne, donde vivía como médico, fue arrestado e interrogado. Se fugó de la cárcel y puso rumbo a Italia. Ni España ni Francia eran seguras para él. A su paso por Ginebra comprobó que tampoco Suiza lo era. Fue reconocido y apresado, y se enfrentó a un proceso largo e inicuo. Enfrentado directamente a Calvino, Servet no quiso retractarse, y no aceptar la Trinidad le llevó a ser condenado a pena capital por herejía. Murió en la hoguera.
Meses más tarde, fue ejecutado como muñeco en Francia. Era mártir y hereje a la vez. Un librepensador adelantado a su tiempo. Su historia fue un ejemplo para las futuras generaciones, y su inteligencia perdida, el derroche más grande de la época.